El día 13, los alumnos de 5º E.P., estuvimos en el Jardín Botánico de Albacete.El objetivo era ver y estudiar la flor de azafrán, cultivo característico de Albacete.
Aquí unas pocas fotos de la actividad:
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El azafrán
es una especia que se obtiene a partir de los estigmas de la flor del
Crocus
sativus Linnaeus,
conocida vulgarmente como Rosa del azafrán. Se caracteriza por tener
una flor color Lila donde destacan el color rojo de los estigmas y el
amarillo de los estambres.
La reproducción de esta planta se realiza por bulbos.
Cada flor de
Crocus
sativus Linnaeus
tiene tres estigmas de azafrán, también llamadas hebras,
las cuales están unidas en la base por el estilo.
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Aunque
los orígenes del azafrán son confusos, parece casi exacto
afirmar que procede de Oriente, ya que su cultivo era ampliamente conocido
en Asia Menor en épocas anteriores a Cristo.
Una
de las primeras referencias históricas de la aplicación
del azafrán procede del Antiguo Egipto, donde era empleado por
Cleopatra y otros faraones como esencia aromática y seductora,
así como para realizar abluciones en los templos y lugares sagrados.
También
en la Grecia Clásica el azafrán era muy apreciado por sus
propiedades aromáticas y cromáticas. Se utilizaba como remedio
para la conciliación del sueño y la atenuación de
los efectos de los vinos, para realizar baños perfumados y como
afrodisíaco.
Los
Árabes
utilizaban el azafrán en medicina por sus propiedades anestésicas
y antiespasmódicas. Fueron ellos quienes introdujeron el cultivo
del azafrán en España en el siglo X. Testimonios de distinto
orden acreditan que el azafrán era un condimento irremplazable
en la cocina hispanoárabe de aquella época.
Durante la Edad Media, el azafrán tuvo
un gran auge en Gran Bretaña. Cuenta la leyenda que durante la
época de Eduardo III un peregrino trajo un bulbo de azafrán
oculto en el bastón hueco que portaba desde Oriente a la Ciudad
de Walden. Allí se plantó el bulbo y comenzó a reproducirse
dando a la ciudad gran prosperidad.
Durante el Renacimiento Venecia destacó
como el más importante centro comercial del azafrán. Ya
por aquel entonces, el azafrán valía más que su propio
peso en oro, e incluso hoy sigue siendo la especia más cara del
mundo. Pero por desgracia, su alto precio conducía frecuentemente
a su adulteración, que a menudo era duramente castigada. Enrique
VIII, quien era un devoto del aroma del azafrán, llego a castigar
con la muerte a aquellos que lo adulteraran.
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